Uno de cada diez peruanos trabajadores paga impuesto a la renta, es decir, impuestos que salen directamente de sus ganancias.
Aproximadamente 700 empresas pagarían el 60% de todo el IGV que se recauda en el Perú (MEF, 2021). Estos pocos ciudadanos y empresarios no reciben nada especial a cambio. De hecho, son los más perseguidos por el sistema, solo por estar dentro del sistema. Además de eso, la izquierda peruana se ha dedicado a insultarlos, mentir sobre ellos y crear a su alrededor una narrativa de odio, llena de falsedades.
Si no se puede ampliar la base tributaria para que sea más justa ni revertir las mentiras de quienes aman el estatismo, al menos se pueden seguir impulsando las “Obras por Impuestos” (OxI). El mecanismo de OxI es un convenio entre entidades estatales y empresas privadas para que estas últimas financien y ejecuten proyectos de inversión pública, a cambio de que se les exonere de hasta el 50% de sus pagos por impuesto a la renta.
Desde que se creó, se lograron invertir S/ 6.300 millones a través de esta modalidad. Sin embargo, desde el pasado 14 de septiembre entró en vigor el nuevo reglamento para el mecanismo de Obras por Impuestos.
Ante una situación desalentadora como la actual, con 2,346 obras paralizadas en todo el país, según Contraloría, y una deficiente ejecución del presupuesto para inversión pública, las obras por impuestos pueden aportar cierta luz al final del camino.