La ola de protestas anunciada a partir del 4 de enero en la región macrosur tendrá como principal perjudicado al turismo peruano, que sufriría pérdidas millonarias si se vuelve a desatar la violencia registrada en las últimas semanas, que dejó 28 muertos a la fecha, según la Defensoría del Pueblo.
El presidente de la Cámara de Comercio de Cusco, John González, indicó que detrás de la convocatoria hay grupos políticos radicales y fuerzas externas, como el caso del expresidente Evo Morales, que azuzan y, en algunos casos, aseguró, obligan a la población a plegarse a las marchas.
Si la violencia retorna, la región perdería S/7 millones cada día, según estimó González. “El Cusco vive del turismo. Si ellos vuelven a perjudicar este sector con acciones violentas, el turismo va a morir”, dijo.
Walter Bustamante, presidente de la Cámara de Turismo de Arequipa, estimó que las pérdidas en esta región durante las semanas de protesta ascendieron a S/120 millones y que, si retorna la ola de violencia, habrá un perjuicio de S/7 millones por día, similar al caso de Arequipa.
Alejandro Mancilla, presidente de la Cámara de Turismo de Ayacucho, región donde murieron 10 personas, dijo que esta vez no habría mucha convocatoria tras las pérdidas humanas, pero que igual hay incertidumbre para el turista.