Luis Carlos Jemio, exministro de hacienda de Bolivia, menciona que gracias al boom de las materias primas, Bolivia vivió una época de bonanza que le permitió tener altas tasas de crecimiento, una inflación baja, estabilidad cambiaria, se pudo reducir la pobreza y mejorar la equidad.
Sin embargo, cuando los precios de las materias primas cayeron, el gobierno decidió mantener altos niveles de gasto para no mostrar una caída en la tasa de crecimiento, manteniendo un déficit muy elevado durante los años 2014 y 2019.
“Debido a los altos porcentajes de déficit, Bolivia pasó de tener 15 mil millones de dólares de reservas en el 2014 a tener cerca de 4 mil millones de dólares en la actualidad”, señala Luis Carlos Jemio. A pesar de que muchas personas están haciendo largas colas para resguardar sus ahorros en dolares aún el mercado negro no se ha generado en gran escala. “No hay un mercado paralelo como sucede en Argentina” menciona Luis Carlos Jemio.
Por su parte, Luis Miguel Castilla, director ejecutivo de Videnza Instituto y exministro de economía del Perú, señala que a diferencia de Bolivia, en el Perú el Banco Central es independiente del gobierno. Castilla menciona que el Perú aprovechó el periodo de bonanza para ahorrar y reducir los niveles de endeudamiento. Antes de la pandemia la deuda pública era cercano al 20% del PBI, a diferencia de Bolivia que este porcentaje bordea el 80%. Para Luis Miguel Castilla, algo nos diferenció de Bolivia fue que en el Perú se apostaron por 3 pilares: estabilidad macroeconómica, apertura comercial y se apostó por una economía de mercado en donde el generador de riquezas sea el sector privado. Esto generó que la inversión representara cerca del 20% del PBI.