Entre el 2004 y el 2019, la pobreza en el Perú se redujo a un tercio, al pasar de 59% a 20%, una de las mayores reducciones del continente. Según un reciente informe del Banco Mundial, dicha caída fue posible gracias al crecimiento inclusivo y creó más oportunidades para los hogares de menores recursos. Sin embargo, la pandemia generó un fuerte retroceso en el logro obtenido. Urge volver a encender los motores de crecimiento que permitan seguir reduciendo la pobreza y la desigualdad.
En los últimos 20 años, el Perú experimentó el periodo de crecimiento más rápido de su historia. Entre el 2000 y el 2019, nuestro PBI creció a un ritmo de 4,5% anual, el más alto de toda la región. Durante esos 19 años, la economía se expandió tanto como en los 36 años previos (1964-2000). Mientras que en el 2004 habían nueve regiones con una tasa de pobreza superior al 70%, en el 2019 ninguna región tenía una tasa mayor a 40%.
Con la pandemia, la pobreza se incrementó y ahora se concentra más en el ámbito urbano, especialmente en Lima. La capital pasó de concentrar el 19% de hogares pobres en 2019 al 29% en 2021. Esto plantea nuevos retos para combatir la pobreza, considerando que la mayoría de programas sociales está dirigido a las zonas rurales.
Por ello, urge reenfocar la estrategia actual sin descuidar a los hogares de más bajos recursos fuera de las zonas urbanas. El Perú puede y debe acelerar su crecimiento para volver a reducir la pobreza.