Según datos proporcionados por el Instituto Peruano de Economía (IPE), regiones del norte enfrentan un desafío crítico en cuanto a la salud infantil.
La desnutrición crónica en menores de 5 años alcanzó una tasa de 13% en la región al 2022. Se trata de una leve mejora respecto al 2021, cuando la tasa llegaba al 16.4%. Sin embargo, la evolución de la anemia infantil en Piura ha sido distinta.
En el 2022, el 38.0% de los niños piuranos de entre 6 y 35 meses tenía anemia, lo que supone un aumento respecto del 2021 (36.7%). No obstante, sí ha habido una importante reducción de la anemia infantil con respecto al 2019, cuando Piura registró una tasa de 43.8%. De esta manera, la región posee la octava tasa de anemia infantil más baja del país.
Los efectos de la anemia y la desnutrición crónica infantil son duraderos en el desarrollo físico y cognitivo de los niños que las padecen. Por ejemplo, la anemia perjudica la capacidad de concentración y aprendizaje en un niño, generando un menor nivel de escolaridad y, por consiguiente, menos oportunidades laborales. De acuerdo con un estudio de Lorena Alcázar de GRADE, en 2009, la anemia le costó a los piuranos el 0.85% de su PBI per cápita.
En ese sentido, es responsabilidad de las autoridades regionales enfocarse en la vigilancia y mejora constante de los servicios de salud. Esto implica el compromiso de expandir tanto la cobertura como la calidad de la atención médica, con el objetivo de elevar el estándar de vida de la población y garantizar un desarrollo cognitivo y físico de las futuras generaciones.