Permite el desarrollo de políticas públicas que realmente respondan a las necesidades de la población.
La ciudadanía y la sociedad civil juegan un rol esencial en la estructura de un Estado democrático, ya que permiten la interacción directa entre las personas y sus autoridades. Ser ciudadano implica derechos, pero también deberes de participación activa en la vida política y social del país, asegurando que el Gobierno responda a las necesidades de todos. Con una sociedad civil compuesta por organizaciones que representan intereses colectivos, se fortalece la democracia y se promueve la rendición de cuentas en las instituciones del Estado.
Según Andrea Sanhueza, experta en participación ciudadana y consultora del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la inclusión de personas interesadas o afectadas en una política pública desde sus primeras etapas ayuda a reducir conflictos y oposición al momento de implementarla, ya que integra las voces de quienes están directamente involucrados. “La participación temprana fortalece la gobernabilidad de las políticas públicas y el estado de derecho de una Nación”, señala en una entrevista para el Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES).
Por su parte, Yvana Novoa, abogada especialista en Derecho Público, sostiene que para una democracia sólida es esencial que los ciudadanos ejerzan sus derechos y cumplan sus deberes hacia la sociedad, lo cual requiere que el Estado facilite el acceso a la información pública. “La ciudadanía requiere información del Estado para poder tomar decisiones, guiar su vida y ejercer sus derechos, así como para controlar y fiscalizar la actuación estatal”, explica Novoa en su artículo “El derecho de acceso a la información pública: contenido e importancia”, publicado en la revista Forseti de la Universidad del Pacífico (UP).