Al atraer capital nacional y extranjero, se generan nuevos empleos, se mejora la productividad y se diversifica la base productiva del país.
De acuerdo con Jaime Dupuy, director ejecutivo de ComexPerú, la inversión privada es un motor clave para el crecimiento económico. “Al atraer capital nacional y extranjero, se generan nuevos empleos, se mejora la productividad y se diversifica la base productiva del país. Esto no solo incrementa el producto bruto interno (PBI), sino que fortalece la estabilidad macroeconómica”, afirma. Además, agrega que la inversión en sectores estratégicos como energía, telecomunicaciones y transporte permite cerrar brechas de infraestructura, al facilitar el acceso a servicios esenciales en regiones históricamente postergadas.
Otro beneficio fundamental es el aumento de la recaudación tributaria. “Una mayor actividad económica formal implica más ingresos para el Estado, lo que permite financiar programas sociales, mejorar los servicios públicos y reducir las desigualdades. Este ciclo virtuoso, si se gestiona con transparencia y eficiencia, puede contribuir significativamente a la reducción de la pobreza y la generación de oportunidades para todos los peruanos”, explica.
Sin embargo, para que los beneficios de la inversión privada se traduzcan en verdadero progreso, es imprescindible que las inversiones se realicen en un entorno de competencia. La existencia de monopolios o posiciones dominantes, si bien permitidas por nuestra Constitución y por la teoría económica en situaciones concretas, puede generar distorsiones que perjudican a los consumidores y limitan la innovación. “En este contexto, la regulación eficaz no debe ser vista como un obstáculo para la inversión, sino como un mecanismo que brinda certeza jurídica y fomenta un entorno de negocios transparente y competitivo”, puntualiza.