Ventas de pescado para Semana Santa por debajo de lo esperado debido a la crisis económica y la escasez en el mar

A pocos días del feriado largo por Semana Santa, las ventas de pescado reflejan un panorama poco alentador, afectadas por la difícil situación económica de los peruanos. 

“El pescado es un producto que, pese a su abundancia, resulta caro. Esto probablemente se deba a los elevados costos logísticos, vinculados a la limitada capacidad de refrigeración que existe en Perú”, explicó Cuadros. 

A esta situación se suma otro dato preocupante: el empleo formal privado en el sector pesca cayó 6,1% a nivel nacional en 2024 frente al año anterior. Junto con la manufactura, es uno de los pocos sectores donde se ha registrado una reducción del empleo en planilla. 

- Publicidad -

Sin embargo, la tendencia no es nueva. En 2023, el empleo formal en pesca ya había retrocedido 9,9% respecto a 2022. Es decir, el sector acumula dos años consecutivos de caída, reflejando una crisis sostenida en una actividad clave para la economía y el abastecimiento alimentario del país.

Escasez y falta de apoyo 

En Paita, uno de los principales puertos pesqueros del norte del Perú, los pescadores artesanales atraviesan una profunda crisis debido a la escasez de especies marinas, la reducción de personal y la falta de condiciones legales adecuadas para realizar sus faenas. 

Según Carlos Yenque, gerente de la Sociedad Nacional de Pesca Artesanal (Sonapescal), el esfuerzo pesquero que antes permitía capturar entre 100 y 200 kilos por jornada ha caído estrepitosamente a apenas 10 o 20 kilos, afectando directamente el abastecimiento de pescado para la canasta familiar.

Las causas de esta situación son múltiples. Por un lado, el impacto del cambio climático y las alteraciones en las corrientes marinas han desplazado a las especies más consumidas —como la cachema, el bonito, la cabrilla, el peje blanco, el lenguado y la merluza (actualmente en veda)— hacia zonas más alejadas o escasamente accesibles para los pescadores de pequeña escala.

«Ya no hay pescado del diario. Lo poco que se saca no alcanza, ni para cubrir los costos. Y eso eleva el precio en los mercados. No hay cachema, no hay bonito, no hay merluza. El mar está vacío», lamentó un pescador local a este diario.

Además, la reducción de personal ha empeorado la situación. Muchos trabajadores han migrado hacia otros sectores, como la agricultura, donde participaron en las recientes cosechas de mango y arándano. 

Otros han optado por integrarse a las faenas de pota y perico, cuyos volúmenes de captura, aunque reducidos, ofrecen mejores perspectivas económicas. Según estimaciones de Yenque, apenas el 35% o 40% de la flota vinculada a la pota está operativa, lo que ha dejado un vacío en la pesca destinada al consumo diario.

“La flota está, pero no hay quien salga. No se pesca porque no hay gente. No se arriesgan a salir y perder más dinero. Si no hay pescado, no hay sustento, así de simple”, explicó.

La situación se agrava con la falta de respuestas efectivas por parte del Estado. La implementación de la Ley N.º 31749, que regula la pesca artesanal ancestral, ha generado fuertes cuestionamientos entre los pescadores de costa. 

El gerente de Sonapescal denuncia que esta normativa impone restricciones sobre el tipo de aparejos permitidos, lo cual limita su capacidad operativa y criminaliza prácticas tradicionales como la pesca con cortina o boliche.

“La autoridad no da una respuesta afirmativa para que podamos adecuarnos a la ley. Esta norma reprime los esfuerzos pesqueros, no nos deja trabajar. Eso también paraliza a los pescadores que están dentro de las cinco millas”, señaló.

Para él, la recuperación del sector a nivel nacional sólo será posible cuando se restablezca el equilibrio en el mar y se implementen políticas que realmente promuevan la pesca artesanal sostenible. Mientras tanto, las expectativas para fechas clave como la Semana Santa se han desvanecido, y la esperanza se posterga indefinidamente.

“La flota necesita aglomerarse, salir de forma permanente, pero no hay mano de obra. Y sin recursos, nadie va a salir a perder plata. Estamos a la espera de que los cardúmenes regresen a la costa, de que se nos permita trabajar sin trabas legales, de que el gobierno entienda que el pescador de costa también necesita respuestas. Si no, esta crisis no tendrá cuándo acabar”, concluyó Yenque.

- Advertisement -

Últimas publicaciones