El Día de la Madre es una de las celebraciones más especiales del año, pero también puede convertirse en una fuente de estrés financiero si no se planifica con anticipación.
Con algunos consejos prácticos, es posible agasajar a mamá sin caer en compras impulsivas ni sobreendeudarse.
– Establece un presupuesto realista: antes de comprar, define cuánto puedes gastar sin comprometer tus obligaciones básicas. Considera todos los elementos de la celebración, desde el regalo hasta el almuerzo familiar, y prioriza lo esencial.

– Evita las compras de último minuto: comprar a última hora suele llevar a tomar decisiones apresuradas y gastar más de lo necesario. Planifica con varios días de anticipación para poder comparar precios y así elegir con calma.
– Considera regalos significativos, no costosos: un desayuno en casa, una carta escrita a mano o una tarde de actividades juntos pueden ser más memorables que un regalo costoso. Ten siempre presente que lo importante es el gesto, no el precio.
– Aprovecha promociones, pero con criterio: muchas tiendas ofrecen descuentos por el Día de la Madre, pero no todo lo que está en oferta siempre es una buena compra. Asegúrate de que el descuento sea real y que el producto esté dentro de tu presupuesto.
– Evita el endeudamiento innecesario: si decides hacer uso de tu tarjeta de crédito, hazlo con responsabilidad, teniendo siempre en cuenta tu capacidad de pago. Trata de pagar en una sola cuota y evita diferir pagos si no tienes certeza de poder cumplirlos sin afectar tu flujo de efectivo.
Este Día de la Madre, regala con amor, pero también con inteligencia financiera. Planificar es la mejor forma de celebrar sin culpas ni estrés económico.