Ninis: más de un millón de jóvenes en Perú ni estudia ni trabaja, ¿desinterés o qué factores hay detrás?

Aunque la cifra se redujo levemente en 2024, el problema de los ninis persiste como un fenómeno estructural agravado por la pobreza, la maternidad temprana y la falta de políticas efectivas. El 87% vive en zonas urbanas y el 75% apenas terminó la secundaria.

En el Perú, la población de jóvenes que ni estudia ni trabaja ni buscan empleo —los llamados ‘ninis’— asciende a 1 millón 170.000 personas, cuyas edades oscilan entre los 15 y 29 años, según recientes datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) revelados por el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL).

Esta cifra implica una reducción de 4,5% en comparación con el 2023, cuando se reportaron 1 millón 225.000. Sin embargo, dicha tasa sigue siendo 5,9% superior al nivel prepandemia, debido a que en 2019 se registraron 1 millón 110.000.

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Si bien, el país no logra romper la cifra de ninis desde hace cinco años, durante el 2024, se redujo ligeramente. Según explica Óscar Chávez, jefe del IEDEP, dicha disminución se debe a la recuperación de la economía peruana que en el último año creció un 3,3%, junto con el avance de sectores económicos que concentran empleo como agricultura, comercio y servicios.

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La población ‘nini’ representa el 15,6% del total de jóvenes en el país. Este segmento convive con otros grupos: los que estudian y trabajan (17,7% del total, es decir, 1 millón 327.000), los que solo trabajan (47,5%) y los que solo estudian (19,1%).

Los ‘ninis’ se concentran principalmente en edades tempranas. Casi 540.000 tienen entre 15 y 19 años (46%). “Ese segmento es el más grande. Encuentras gente que terminó el colegio, pero no tiene una educación superior, sino lo máximo que ha logrado es una educación secundaria completa. Se le hace más difícil insertarse al mercado laboral”, menciona Chávez .
Por otro lado, 317.000 son jóvenes de entre 20 y 24 años (27%) y quienes tienen de 25 a 29 años alcanzan los 312.000.

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El 63% de ninis son mujeres

Esa vulnerabilidad se agrava si se analiza por género: 6 de cada 10 ninis son mujeres (739.155), mientras que 4 de cada 10, hombres (430.622). Esta diferencia se explica, en gran parte, porque muchas mujeres han sido madres a una edad temprana y asumen la mayor parte de las responsabilidades domésticas y del cuidado infantil.

“Las mujeres enfrentan mayores dificultades para salir de esta condición, a diferencia de los hombres, quienes sí logran superarla con mayor frecuencia”, sostiene Chávez.

“También puede pasar por el tema de la criminalidad. Son chicos de zona urbana, pero esa población no tiene que ser vista necesariamente como chicos dejados o flojos; no es así exactamente. Son chicas que han quedado embarazadas y tienen que quedarse en casa cuidando a su hijo y asumiendo las tareas del hogar. Eso es lo que estamos enfrentando”, remarca.

A nivel de departamentos, Lima concentra el 43% de los ninis, con medio millón de jóvenes. Le siguen regiones como La Libertad, Lambayeque, Piura, Loreto y Arequipa. (Ver cuadro), donde la mayor parte de esta población se encuentra en zonas urbanas (87%).

Educación, pobreza y exclusión

Otro dato a considerar, según datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) es que el 27% de los ninis, los cuales bordean los 313.033, se encuentran sumergidos en la pobreza, es decir no logran cubrir una canasta básica de consumo que equivale a S/1.816 mensuales para un hogar de cuatro personas.

Mientras que el 5,7% (66.525) de ninis son pobres extremos. Es decir, su hogar no cubre S/1.024 mensuales. En conjunto, ambos suman alrededor de 380.000 jóvenes.

Según el INEI, la pobreza monetaria afectó a 9,4 millones de peruanos en 2024, apenas una ligera reducción que el año previo, pero todavía muy por encima que años prepandemia.

Según un estudio del Banco Central de Reserva (BCR), el aumento en el número de ninis en un hogar estaría relacionado a una mayor probabilidad de que dicho hogar se mantenga o caiga en situación de pobreza, particularmente si el joven nini antes trabajaba.

El laboralista Fernando Cuadros menciona que el desempleo oculto ha aumentado y los inactivos laborales han crecido 18% en comparación con el 2019. “Lo que hay es un estancamiento del número de ninis. Cinco años después seguimos en el mismo nivel”, indica.

En el diagnóstico de Enrique Fernández-Maldonado, director del Centro de Políticas Públicas y Derechos Humanos (Perú EQUIDAD), la situación de este grupo ha dejado de ser un tema coyuntural sujeto a la evolución de la economía, para convertirse en un problema estructural.

“Esto se expresa en las dificultades que tiene el sistema económico para incorporar al contingente de jóvenes que egresa de la educación secundaria. Después de la pandemia, lo que ha crecido más ha sido el subempleo (precario) que no es atractivo como opción de los jóvenes”, explica a este diario.

A lo largo del último quinquenio, observa, no se ha tenido una política laboral clara de fomento del empleo. “Tenemos un Ministerio de Trabajo vegetativo, con pocos recursos, cuyos funcionarios no tienen claridad sobre qué estrategia adoptar para cambiar la situación del empleo de los jóvenes”, criticó.

Y eso se refleja cuando los jóvenes enfrentan mayores dificultades que los adultos para acceder a empleos de calidad, remarca Cuadros. Además, ganan menos en promedio por factores como la falta de experiencia laboral, baja calificación o formación en carreras sin demanda. “Un problema adicional es la inadecuación ocupacional: más del 50% de los jóvenes con educación superior trabajan en ocupaciones no relacionadas con sus estudios”, detalla.

Según la Enaho, solo el 25% de los ninis ha alcanzado educación superior (universidad o instituto) y en el caso de los ninis pobres, el 53% tiene apenas secundaria completa.

Estos factores afectan a quienes provienen de contextos económicos precarios, con mala educación escolar o situaciones de malnutrición infantil.

Políticas públicas

Para intentar revertir esta situación, se requiere una reforma educativa integral —tanto escolar como superior— que eleve la calidad de la enseñanza, especialmente en la educación pública. Cuadros lamentó que leyes del Congreso hayan debilitado a la Sunedu, organismo que supervisa a las universidades, en desmedro de la calidad de la educación superior.

También sugirió implementar políticas laborales como subsidios temporales para fomentar la contratación formal de jóvenes por parte de micro y pequeñas empresas. Estos subsidios podrían enfocarse en cubrir parcialmente los aportes de salud o los descuentos previsionales.

Otro aspecto es potenciar el Programa de Mejora de la Empleabilidad del Ministerio de Trabajo, que capacita gratuitamente a jóvenes de bajos recursos en habilidades blandas y técnico-productivas, facilitando su inserción en empresas mediante convenios.

Un motor es el crecimiento del PBI, pero con tasas de 3%, no se revertirá el desempleo ni pobreza. “Siempre rondamos por encima del millón de ninis. Como país emergente deberíamos crecer 5%. Eso genera empleo”, concluyó óscar Chávez.

Ninis son un caldo de cultivo para la criminalidad

Los especialistas consultados por este diario coinciden que la tasa de ninis representa un terreno férfil para el reclutamiento por parte de la criminalidad, que hoy acecha al país.

“La ausencia de oportunidades generada por una estructura económica que no integra a la población joven en el mercado laboral formal es caldo de cultivo para el crecimiento de las economías ilegales y delictivas”, señala Fernandez-Maldonado.

Por su parte, Fernando Cuadros sostiene que este grupo es una masa crítica para caer en las redes de grupos delictivos. “Es una consecuencia de la falta de políticas para los ninis”, advierte .

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