Con un parque automotor cuya antigüedad promedio supera los 14 años, y buses y camiones que alcanzan los 30 años, el Perú enfrenta una crisis silenciosa que impacta la salud, la seguridad y la economía, señaló la Asociación Automotriz del Perú (AAP).
Mientras Chile ostenta un promedio de 10 años, cercano a los 9 años de Japón, el envejecimiento vehicular peruano agrava la contaminación, siniestralidad y congestión urbana, indicó el gerente General de la AAP, Jaime Graña Belmont, quien manifestó que urge una renovación para mitigar estos daños.
“La antigüedad promedio del parque automotor del Perú es mayor a 14 años, no obstante, se tienen buses y camiones con más de 30 años de antigüedad circulando por las vías nacionales”, afirmó Graña Belmont. “Debemos apuntar a los niveles de países desarrollados por todos los beneficios que ello acarrea”, manifestó.

Contaminación: costo humano y económico
“Según el ranking 2024 de IQ Air, en Perú las emisiones de partículas PM2.5 (17.1 µg/m³) triplica el límite de la Organización Mundial de la Salud – OMS (0-5 µg/m³), una de las más altas de América Latina”, sostuvo.
“Observamos un nivel de correlación positivo entre antigüedad del parque y contaminación por PM2.5”, explicó Graña, destacando que flotas viejas son menos eficientes y más contaminantes.

El informe ‘The Air Quality Life’ de la Universidad de Chicago revela que los limeños pierden 2.2 años de vida por contaminación vehicular, afirmó.
“Un reporte de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. estima 10,000 muertes anuales en Lima y Callao por PM2.5, con un costo de 12,800 millones de dólares”, reveló.
“En el 2023 las infecciones respiratorias agudas bajas causaron 25,083 fallecimientos a nivel nacional, según Sinadef. Un estudio de Tapia et al. (2018) señala al transporte como la principal fuente de CO2, NO2 y PM2.5, afectando especialmente a niños en zonas como el este y norte de Lima”, sostuvo.
Recordó que el Perú se comprometió en la COP21 (París, 2015) a reducir en 30% sus emisiones para el 2030, luego, con la actualización de su NDC (Contribución Nacionalmente Determinada) en el 2020, el Perú amplió su meta a 40% de reducción al 2030 (30% incondicional y 10% condicional) y como meta a largo plazo lograr la carbono neutralidad al 2050.
Siniestralidad: viejos vehículos, mayor riesgo
Asimismo, anotó que la antigüedad también eleva los siniestros. Según CIDATT (2007), el 78% de vehículos de transporte público en siniestros fatales en Lima tienen más de 10 años, refirió.
“Un vehículo antiguo, puede presentar fallas y generar siniestros. De otro lado, los vehículos modernos tienen implementos de seguridad avanzados lo que reduce la probabilidad de siniestros”, señaló el líder gremial. La falta de rigurosidad en las inspecciones técnicas agrava el problema, y la correlación muestra que flotas antiguas generan más lesiones, añadió.

Congestión y consumo ineficiente
Señaló que Lima es la segunda ciudad más congestionada de América Latina y la sétima a nivel mundial, según TomTom 2024, lo que aumenta emisiones por sobre combustión.
Lo anterior se da a pesar de tener solo 88 vehículos por cada 1,000 habitantes, muy por debajo de lo que registra Chile (340) o México (300), apuntó.
Además, continuó, el parque antiguo poco eficiente en el uso del combustible genera un déficit comercial de hidrocarburos alto, que en el 2024 llegó a 4,905 millones de dólares, según ComexPerú, y un desembolso de más de 12,300 millones de soles entre el 2022 y 2024 para el Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles, según información del BCR.
“El parque automotor peruano mantiene vehículos poco eficientes y sostenibles incrementando nuestra dependencia de combustibles fósiles”, indicó Graña Belmont.