En el 2022 el PBI tuvo un crecimiento bajo de alrededor de 2.7%, según informó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), con un deterioro en el consumo y la inversión. Es así que la inversión privada tuvo una caída de 0.3%, pero el resultado fue peor en algunos meses.
En los últimos tres meses del 2022 la inversión privada tuvo una caída de 1.8%, mientras que en el tercer trimestre el retroceso fue de 1%. Solo durante los primeros seis meses del año se mostró un avance positivo. De acuerdo con Eduardo Jiménez, jefe del Sistema de Información de Macroconsult, el deterioro en la inversión privada refleja principalmente el pesimismo de las empresas.
A estas bajas expectativas se suman los riesgos de conflictividad social y se calcula que esto podría traer una nueva caída de 4% en la inversión privada para el promedio de los primeros tres meses del 2022.
«El 2022 ha sido afectado principalmente por el pesimismo de las firmas, y ahora en el 2023 se sentirá también la salida de Quellaveco. Hay espacio para que se mejoren las proyecciones, pero esto pasará solo si se disipa el riesgo social, y también si Boluarte continúa en la senda de mantener las reglas básicas de mercado, que le ha conseguido algún respaldo en el Congreso. Vemos más acción de los ministerios para reactivar la economía a través de reactivación de proyectos o bonos, y eso es positivo para cambiar el ánimo empresarial», comentó Jiménez al diario Gestión.
El economista jefe de Credicorp Capital, Daniel Velandia, coincide en que el pesimismo seguirá persistente en todo el 2023, pues según las proyecciones de Credicorp, la inversión privada tendrá una caída de 2%, «principalmente por el riesgo de conflictividad social en el sector minero y porque la incertidumbre política seguirá teniendo un impacto negativo en la confianza empresarial. No vemos que este último factor mejore en el corto plazo».