La economía peruana a duras penas superaría el 1% a raíz de la menor inversión privada por la inestabilidad política y reducción de ingresos en los hogares.
Las proyecciones de la variación económica peruana para este año han estado en constante retroceso. Ahora se espera que oscile entre 0,8% y 2,2% .
Tras los cuestionamientos a su lectura optimista, el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Alex Contreras, adelantó a La República que el PBI cerraría “más o menos 1,5%”. La nueva cifra del MEF se oficializará en unos días, cuando se actualice el Marco Macroeconómico Multianual.
Bajo esos datos, el PBI nacional se encamina a culminar el 2023 con su tasa de crecimiento más baja en 14 años, tras el 1,1% visto en 2009, periodo marcado por la crisis financiera global. Vale precisar que no se toma en cuenta la etapa de la pandemia.
El ministro Contreras reconoce que hay una “desaceleración estructural” de la economía explicada por la pérdida de confianza empresarial, menor inversión y anuncios de proyectos, los cuales son originados por “shocks de alto impacto” como el ciclón Yaku, los conflictos sociales desde que Dina Boluarte asumió la presidencia y el fenómeno de El Niño.
“Hay motivos para pensar que habrá una recuperación”, alegó, pero revisando las cifras de indicadores claves –citados habitualmente por Contreras– vemos que la producción del subsector electricidad desde marzo arrastra un crecimiento menor y llegó a 3,19% a la última semana de julio, mientras que el consumo interno de cemento –barómetro de la construcción– cayó 10,58% a junio, redondeando un semestre en rojo.
El presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), Julio Velarde, por su parte, prevé que el PBI se acerque al 2% en el tercer trimestre y al 4%, en el cuarto, aunque “siguen siendo crecimientos mediocres, pero no tan bajos como lo que vemos ahora”.
Un problema no visto
“La caída en mayo y junio (del PBI) no fue por Yaku ni las protestas, porque fueron menores. No se puede explicar con lo que sucedió el año anterior ni los fenómenos mencionados (por Contreras). Hay un problema mayor y es claramente de demanda interna”, dijo el exministro de Economía Pedro Francke a LR+.
Esta reducción de la demanda interna, según Francke, se da por el deterioro de los ingresos percibidos por los trabajadores y repercute en la velocidad con la que se comercian los bienes: no se venden los departamentos ni alimentos ni ropa porque “no hay dinero en los bolsillos populares”; las empresas no ganan lo suficiente y, por ende, reducen su mano de obra.
Para el economista y exjefe de la Sunat, Luis Arias Minaya, la recesión que nos dejó el primer semestre del 2023 es similar a lo contracción sufrida en la crisis financiera mundial del 2008 y 2009; y de continuar la desaceleración del consumo, la ausencia de proyectos de inversión y las restricciones de algunas actividades por el cambio climático –como la pesca de anchoveta– es muy probable que crezcamos más cerca del 0% que del 1%, lo que sería peor que la crisis de hace 14 años.
Arias Minaya señala que no hay una respuesta del Ejecutivo porque solo están “chocolateando el presupuesto” para el programa Con Punche mientras se desprotege a otros sectores, anidándose la falta de espacio fiscal en el desplome de los ingresos de los peruanos y las erróneas decisiones políticas tributarias del Ejecutivo, Congreso y Tribunal Constitucional que afectan la recaudación.
Francke coincide en este último punto, y recuerda que son S/12.000 millones que las grandes empresas no reconocen y ello debilita la caja fiscal. También pide que se afloje la tasa de interés ante la demanda insuficiente y priorizar el impulso a la economía del hogar, en especial, la agricultura ante las condiciones climáticas adversas.
Fuente: La República