Según Mónica Muñoz-Nájar, coordinadora de Proyectos y Políticas Públicas, ello significa mejorar la educación, servicios de salud e infraestructura pública. Además, resalta que se requiere impulsar la inversión privada y la formalización empresarial.
En 2023, la pobreza se incrementó a 29,5%, engrosando sus filas con más de medio millón de peruanos adicionales. Al respecto, Mónica Muñoz-Nájar, coordinadora de Proyectos y Políticas Públicas de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) refiere que entre 2019 y 2023, la desnutrición crónica en niños menores de 5 años aumentó al 8,1% y la anemia infantil registra 40.2 %.
“Esto preocupa en especial porque, aunque resolvamos toda la anemia y el hambre hoy mismo, las consecuencias que tiene el haber pasado por estas condiciones son de largo aliento, específicamente para los niños con anemia y desnutrición crónica en la actualidad. Las consecuencias del desarrollo físico y cognitivo perdido los acompañarán para toda su vida, lo que reduce su capacidad de aprender en el colegio y de desarrollarse en el mundo laboral”, advierte.
Para revertir esta tendencia, Muñoz-Nájar refiere que, por un lado, los programas sociales deben ser reforzados para atender la pobreza extrema en zonas rurales y para enfrentar la urbana, es esencial implementar políticas específicas que den un alivio a las familias, en especial en el tema de alimentos.
Asimismo, “es necesario avanzar con medidas que eleven la competitividad y productividad en el mediano y largo plazo, lo que significa una mejor educación y servicios de salud, más y mejor infraestructura pública —especialmente en transporte y logística, adaptada a los riesgos climáticos—, y más inversión privada y formalización empresarial”, puntualizó.