Hacia fines del año pasado, se pusieron en evidencia ciertas limitaciones del sector de generación eléctrica que podrían convertirse en problemas a mediano plazo. De acuerdo con el Minem, en diciembre del 2022 hubo un crecimiento en la demanda de energía en 5,9% respecto del mismo mes del 2021.
Esto no habría sido un problema si la producción se hubiera mantenido dentro de sus cauces regulares. Sin embargo, la época de estiaje se alargó y se redujo la generación de las hidroeléctricas en 29%, tras una caída de 26% el mes previo.
La energía generada con diésel es un salvavidas en esas circunstancias, pero es la más costosa que existe en el mercado. Las condiciones climatológicas son una incógnita y por eso existen reservas.
Sin embargo, su uso puede traducirse en aumentos de costos de producción. La energía más cara de producir, frente al escenario del temporal, creció hasta en 208% a diciembre del año pasado. De hecho, se posicionó como el tercer recurso de energía.