Pese a los avances educativos, el trabajo precario, la desigualdad de género y la maternidad temprana afectan la trayectoria de miles de jóvenes peruanos.
El estudio Niños del Milenio 2023–24 (ronda 7) en Perú ha revelado que a los 22 años muchos jóvenes enfrentan condiciones laborales precarias: “La mayoría de los jóvenes de la Cohorte Menor tienen empleos de baja calidad; es decir, empleos sin contrato escrito y empleos con jornadas laborales largas”. Además, “aproximadamente cuatro de cada cinco participantes de la Cohorte Menor que estaban trabajando no tenían contrato escrito y casi un tercio (…) trabajaban más de 48 horas a la semana”. Esta cohorte está conformada por jóvenes nacidos entre 2001 y 2002, seguidos desde que tenían entre 6 y 18 meses de edad. La precariedad es más marcada entre quienes provienen de hogares pobres o con madres con baja escolaridad.
El informe también advierte sobre una creciente desigualdad de género: “Las mujeres jóvenes tienen persistentemente menos probabilidades de estar empleadas que los hombres, con una brecha de género en el empleo que (…) aumentó a 22 puntos porcentuales a los 22 años”. Además, cabe señalar que las mujeres jóvenes dedican tres horas más que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado. Esta carga de trabajo doméstico se relaciona, según el estudio, con el hecho de que “el 41% de las mujeres de la Cohorte Menor estaban casadas o cohabitaban, y el 35% tenía un hijo a los 22 años”.
Si bien el 42% de los jóvenes seguía estudiando en 2023, el acceso al empleo formal es limitado. “Solo uno de cada cinco participantes de la Cohorte Menor tenía un contrato escrito”, señala el estudio. Finalmente, este concluyó que “los participantes que nacieron en hogares más pobres y aquellos cuyas madres tenían un menor nivel de educación formal, tienen menos probabilidades de estar empleados y más probabilidades de estar casados y/o tener un hijo”.
Persisten las brechas laborales y de género entre los jóvenes

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