La docente de la Universidad de Piura (UDEP) Brenda Silupú Garcés, presentó un estudio sobre la informalidad en emprendimientos liderados por mujeres en los distritos de Piura, Castilla y Veintiséis de Octubre. Para la investigación, se encuestó a 154 mujeres que dirigen bodegas en zonas urbano-marginales, y reveló que el 84% de ellas opera de manera informal, pese a tener más de un año de funcionamiento.
Estas bodegas, generalmente ubicadas dentro del hogar, son el principal sustento económico del 80% de las familias encuestadas. Sin embargo, muchas de las emprendedoras desconocen los procesos de formalización y no identifican beneficios concretos en registrarse. Alegan la falta de presencia estatal, el desconocimiento del proceso y el tamaño reducido de sus negocios como razones para permanecer en la informalidad.
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Silupú explicó que la informalidad empresarial limita el crecimiento de los negocios, restringe el acceso a financiamiento formal y excluye a estas emprendedoras de beneficios estatales, licitaciones y programas de apoyo. Además, indicó que la informalidad impide también la formalización laboral de quienes colaboran en las bodegas, generalmente familiares sin contrato ni derechos laborales.
La investigadora de la UDEP resaltó que, de cada 10 emprendimientos, solo uno sobrevive más de un año y que el comercio y los servicios son los rubros con mayor tasa de fracaso. Las causas principales son la falta de gestión empresarial, desconocimiento financiero y escasa definición del mercado objetivo. A pesar de estas dificultades, muchas mujeres han logrado mejorar su economía familiar gracias a sus negocios.
El siguiente paso del estudio será impulsar alianzas con entidades como la Sunat y gobiernos locales para diseñar un plan de trabajo que promueva la formalización. Entre las propuestas están las capacitaciones gratuitas, acceso a microcréditos y becas para los hijos de las emprendedoras, condicionadas al registro formal del negocio. “Debemos traducir la formalización en beneficios reales y visibles”, concluyó Silupú.