En una reciente columna de opinión, David Tuesta, presidente del Consejo Privado de Competitividad, refiere que quienes exigen una nueva Constitución consideran que es un clamor de los vulnerables que deben ser reivindicados mediante tinta y papel. Sin embargo, no toman en cuenta que bajo la actual Constitución la economía experimentó un crecimiento sustancial en las últimas décadas, reduciendo la pobreza y desigualdad.
“Los impactos económicos directos se agudizan también porque un cambio constitucional se convierte en caldo de cultivo para que los políticos se terminen perpetuando en el poder, manipulen la agenda política a su antojo, y en el camino, vulneren la libertad de expresión y de prensa, al imponer lamentables restricciones a la propiedad privada”, argumenta Tuesta.
Asimismo, hay que tener en cuenta que Bolivia, Nicaragua y Venezuela son claros ejemplos de países donde se enarboló la bandera del cambio de Constitución, lo que generó una combinación de desempeños económicos que van de lo mediocre a lo catastrófico como consecuencia de este quiebre constitucional, con regímenes dictatoriales a través de reelecciones eternas y violaciones de derechos humanos.
Finalmente, Tuesta afirma que la narrativa detrás del “momento constituyente” no es simplemente ficción ni un cuento de hadas. “De ir por ese camino, el futuro del Perú puede terminar en una verdadera historia de terror”, advierte.