Para Miguel Cardozo, presidente de Perumin 36, el desarrollo territorial que propone el sector minero es una vía para promover el avance económico y acortar las brechas sociales que afectan a los peruanos.
“El desarrollo territorial en los pueblos del Perú es un imperativo. Lograrlo requiere de un proceso eficiente para construir un entorno social que involucre el aprovechamiento de las características geográficas y riquezas de un determinado ámbito, la sinergia entre actividades productivas, el trabajo individual y colectivo, la tecnología, el cuidado del medio ambiente y la visión cultural de la población”, señaló.
Sin duda, reconoció los diversos desafíos que existen para lograrlo, como la falta de infraestructura, pero consideró privilegiadas las zonas en donde se desarrolla una actividad productiva intensiva, como minería o agroindustria, ya que se genera el recurso económico, que debe ser traducido en obras que la población necesita.
“Diversos factores han limitado este trabajo: burocracia, poca planificación y –quizás uno de los más graves– la corrupción. Que cada año la Contraloría identifique más de S/ 20,000 millones perdidos en administración pública es un escándalo”, señaló.
En estas zonas se requiere la mezcla de inversiones públicas y privadas para aprovechar las oportunidades locales, como el turismo y el comercio, y generar una economía autosostenible, sostiene Cardozo; quien advirtió que el país ha perdido competitividad por la inestabilidad política y social, lo que reduce las oportunidades de trabajo para todos. En ese sentido, expresó la urgencia de recuperar el diálogo entre autoridades, empresas y comunidades.
“Solo la cohesión de esfuerzos hará posible generar oportunidades para las personas. No nos demos el lujo de seguir postergando el progreso colectivo y descentralizado de nuestro país”, concluyó.